lunes, 7 de abril de 2014

Niños Excepcionales: Inclusión e Integración de personas con autismo

Por Alberto Vivas Peralta, Argentina – Es conocido por todos el largo debate de los últimos años alrededor de las distintas modalidades y abordajes educativos que ejercemos y proponemos con y sobre las personas con discapacidad, los distintos modelos parecieran ostentar en su mayoría buenas intenciones y respuestas para los niños que debían de algún modo ser “ubicados”, “puestos”, “encajados” en algún establecimiento que los “eduque”.
Foto: Carlos Gustavo CuradoParadójicamente, la Ley Nacional de Educación 26206 (Argentina), en su artículo 79, establece que: Se debe garantizar la inclusión educativa a través de políticas universales y de estrategias pedagógicas y de asignación de recursos que otorguen prioridad a los sectores que más lo necesitan. Se trata de medidas destinadas a enfrentar situaciones de injusticia, marginación, estigmatización y otras formas de discriminación, derivadas de factores socioeconómicos, culturales, geográficos, étnicos, de género o de cualquier otra índole que afecte el ejercicio pleno del derecho a la educación. El principio rector del Marco de Acción de la Conferencia Mundial sobre necesidades especiales (Salamanca, 1994) es que todas las escuelas deben acoger a todos los niños independientemente de sus condiciones personales, culturales o sociales; niños con discapacidad , niños de la calle o en riesgo de exclusión social, de minorías étnicas, lingüísticas o culturales, de zonas desfavorecidas o marginales, lo cual plantea un reto importante para los sistemas escolares.
Sabemos que queremos una educación con todos, una educación para todos, en especial para aquellos que parecieran más impedidos, que necesitan de la construcción de mayores estrategias ambientales, tecnológicas y cognitivas para acceder a los contenidos.
Los educadores iniciamos este camino esquivando estereotipias, tratando de atrapar una mirada que los enlace a nuestra cultura, una palabra que los atrape en el lenguaje, nos encontramos con ellos, “los otros”, “los diferentes”, “los discapacitados”. Los estudiantes con trastornos del espectro del autismo son el gran interrogante para la educación mundial y en especial para la propuesta educativa nacional, sus posibilidades de aprendizaje pueden ser las mismas que las de cualquier otro niño, independientemente de la patología que porte, sin embargo sus diferencias para aprender nos desafían a buscar caminos y propuestas que resulten útiles para su educación, que entendemos como la única realidad posible de inclusión social para las personas con autismo.
Entonces comenzamos a pensar en el armado del rompecabezas, en la confección del traje educativo para cada uno de ellos, educación especial, integración escolar, ¡y por qué no! Inclusión. ¿Puede el sistema educativo nacional ser el soporte de un modelo inclusivo? ¿Pueden las escuelas de educación convencional incluir a los niños con discapacidad en general y con Trastornos del Espectro del Autismo en particular? ¿Comprendemos los maestros a qué nos referimos con inclusión? ¿Puede nuestro glorioso currículum sostener un modelo para todos, aunque éstos “todos” no puedan ostentar el ideal de perfección que la sociedad espera para constituir un ciudadano?.
¿Es posible pensar en los niños y niñas con Trastornos del Espectro del Autismo como sujetos de educación bajo la atención de currículums tan plagados de homogeneidad?
Educando niños excepcionales
Uno de los principales desafíos de la educación moderna es la inclusión educativa de los niños con Trastornos del Espectro del Autismo, generar un modelo educativo para todos, asegurar que los alumnos tengan acceso a un aprendizaje significativo. Favorecer que la integración escolar continúe siendo una respuesta posible para las personas con necesidades educativas especiales, como pueden ser los llamados del “espectro del autismo”, incorporándolos a un sistema de escuela convencional, que llegue a cubrir en su totalidad los objetivos que tracemos para ellos, recibiendo una educación acorde a sus necesidades en la escuela, junto a sus amigos, hermanos y en el marco de su propio contexto social.
Debemos implantar modelos de inclusión para niños excepcionales con la idea de generar una educación lo más significativa posible, para cada uno de nuestros estudiantes, con independencia de si tienen o no un trastorno de espectro del autismo. Como estrategia de inclusión educativa, cada estudiante que se incorpore al centro escolar deberá ser evaluado por un equipo de profesionales interdisciplinarios, luego de esta evaluación, y en conjunto con padres, personal del programa y los propios estudiantes se diseñará para ellos un plan específico basado en un sistema de Planificación Centrada en la Persona (PCP), con metas claras y evaluables siguiendo su progresión y posibles modificaciones, persiguiéndose la adquisición de aspectos de autonomía y toma de decisiones de cada uno de los sujetos de manera progresiva.
Todo niño debería tener como referente un grupo de clase de educación ordinaria y participar activamente de la vida escolar general, independientemente de los apoyos que necesite por parte del servicio educativo, el cual brindaría la cantidad y calidad de soportes de apoyo que sean necesarios para el bienestar del estudiante en el salón de clases convencional y adaptado.
En el programa educativo basado en PCP deben figurar las metas y objetivos trazados para el año en curso en las distintas dimensiones que requiere un modelo de planificación centrada en la persona; el mismo debe contemplar lineamientos esenciales basados en cómo incluir al sujeto en participación con su comunidad, con formación competente para manejarse en la sociedad pudiendo hacer respetar sus deseos y en posición de elegir para sí mismo, siendo la audoterminación un eje central de la inclusión social y educativa.
De este modo el proceso inclusivo del estudiante se constituirá en una formación integral, realizada a medida de las necesidades y de los tiempos de aprendizaje de cada uno de los niños y jóvenes, independientemente de los mandatos curriculares y de los tiempos de los modelos integracionistas.
Plantear un modelo educativo comprometido con el respeto a la diversidad y la inclusión de todos y para todos es una obligación de los docentes y una necesidad social que debe ser entendida como lo “normal”. Una de las apuestas más fuertes es transmitir a los estudiantes “convencionales”, los principios y valores de inclusión, respeto, ayuda y aceptación de las personas con discapacidad, es en ellos -donde los “los otros”, los “diferentes”- logran su principal éxito, el cambio social, la concientización, otro modo de “mirar” se propaga de niño en niño, de familia en familia desdibujando las fronteras entre “nosotros” y los “otros”.
La apuesta es a un proyecto educativo que cumple un rol esencial en el proceso de concientización, generando una continua búsqueda de estrategias en pos de ofertar una “escuela para todos”. Con este enfoque buscamos que todos nuestros estudiantes comprendan que la tarea educativa que favorezca la inclusión no puede estar aislada de un proyecto de sociedad del cual todos somos actores fundamentales.
Educar en valores es el eje principal de todo proyecto educativo, es parte de una filosofía de vida que abarca las diferentes dimensiones humanas, reconoce a la diversidad como valor y como fuente de enriquecimiento. El éxito de este modo de educar se mide por los logros de cada alumno y por el desarrollo y bienestar de la comunidad.
Finalmente, buscamos en este camino un espacio donde la escuela recupere su función socializadora, que encuentre en la diversidad un campo fértil a la formación integral y humana de las generaciones venideras, donde el “otro” no sea el reforzante de nuestra propia identidad, donde el cuerpo “fallado” no confirme la integridad del nuestro, donde la discapacidad no legitime la capacidad, un espacio para todos, un espacio con todos.
Fuente: http://autismodiario.org/2013/07/09/ninos-excepcionales-inclusion-e-integracion-de-personas-con-autismo/

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