por Doctora Aliza • 26 de abril de 2013
Publicado
en: Estrés y Salud Mental, Niños y Adolescentes
El
mes de abril es el mes dedicado a crear consciencia sobre este espectro de
trastornos del desarrollo, conocido como autismo, que según estudios recientes
ha aumentado significativamente entre la población infantil de los Estados
Unidos.
Si
eres padre o madre de un niño en edad escolar, tal vez le tengas mucho temor a
que un día te des cuenta por alguna llamada del maestro, que tu hijo(a) no se
desarrolla al ritmo de los otros niños. O quizás, desde que tu hijo(a) era
pequeñito(a) empezaste a notar algunos comportamientos que te parecieron
preocupantes pero te da temor hablar de la palabra que probablemente cruza tu
mente: autismo.
Sin
duda, a ningún padre o madre le será placentero saber que su pequeño hijo o
pequeña hija tiene autismo. Se habla tanto sobre esta condición
que un diagnóstico de autismo puede resultar confuso y provocar ansiedad en los
padres. Por eso, en este mes de abril, el cual se dedica a difundir y resaltar
información sobre el autismo, quiero también recordar aquí de qué se trata y
hablar de algunos mitos que rondan acerca de este trastorno.
Llama
mucho la atención que estudios recientes reportan un aumento importante en las cifras de los niños con este
trastorno. Según los datos de los Centros Para el Control y la
Prevención de las Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) en Estados
Unidos, en 2012 uno de cada 50 niños entre las edades de 6 y 17 años padece
alguna forma de autismo, en comparación con la cifra de cinco años atrás en que
sólo se reportaba un caso de cada 88 niños. Es probable que este aumento en el
registro de casos se deba a que la enfermedad puede ahora diagnosticarse mejor.
De cualquier modo, es importante hablar de esta condición.
Para
empezar, el autismo es un trastorno del desarrollo que puede manifestarse a
través de distintos síntomas y con diferentes niveles de intensidad. Es decir,
que sus síntomas pueden ser más o menos evidentes.
El autismo aparece
durante los 3 primeros años de vida, es más prevalente en los niños que en las
niñas y afecta el desarrollo cerebral de las habilidades sociales y de
comunicación normales. En ocasiones puede ser difícil de detectar, pero son los
padres los que, por lo general, notan que algo no está del todo bien con su
hijo(a) y buscan entonces, ayuda profesional.
· Tu hijo(a) habla muy
poco o nada en absoluto
· No presta atención
cuando alguien le habla, como si no escuchara
· No responde cuando lo
llaman por su nombre
· No entiende gestos ni
señales corporales
· No puede mirar a los
ojos
· No le gusta que lo
toquen o que se le acerquen
· No comparte con los
demás
· Muy pocas cosas o
actividades le llaman la atención
· Repite
comportamientos y movimientos una y otra vez, como golpearse la cabeza,
levantar los brazos, golpear las manos, etc.
· Repite rutinas de
forma dedicada y a veces obsesiva. Por ejemplo, comer siempre del mismo lado o
seguir siempre el mismo proceso para vestirse.
· Mira fijamente
objetos por un rato largo
· Le cuesta trabajo aceptar
los cambios como mudarse de casa, de jardín infantil, o simplemente cambiar una
rutina diaria
· No muestra
temor real a los peligros y puede ser o insensible o demasiado sensible al
dolor.
· Es hiperactivo
o demasiado pasivo
· No se
sobresalta ante los ruidos fuertes o, por el contrario, los ruidos normales le
pueden parecer demasiado agudos y se lleva las manos a los oídos.
· Responde de manera
agresiva cuando un desconocido intenta acercársele, cuando lo acarician o
cuando interrumpen su rutina
· Recientemente unos
investigadores en Harvard han encontrado que el electroencefalograma puede ayudar a detectar el
autismo también.
· ¿Cuál es la causa de
este trastorno del desarrollo?
· La verdad es que las
causas del autismo siguen siendo un misterio. Se cree que aparece debido
a una combinación de factores, entre los
cuales la genética puede tener un papel predominante.
En una época se pensaba que era culpa de los padres, de cómo habían cuidado a
sus pequeños, pero jamás pienses esto. No es verdad.
· Tampoco es verdad que
algunas vacunas, en especial contra el sarampión, paperas o rubéola (por
contener pequeñas dosis de mercurio), son las culpables del autismo. Esta creencia es falsa y por eso muchos
padres han dejado de vacunar a sus hijos, poniéndolos en peligro de que se
enfermen y afectando a la comunidad en general. No dejes de vacunar a tus
hijos, no hay evidencia científica de que las vacunas causan el autismo, no hay conexión, esa hipótesis era una mentira.
· ¿Cómo se trata?
· El autismo no tiene
cura. Pero esto no debe desanimarte, pues actualmente existen varios
tratamientos que incluyen terapia del comportamiento y del
lenguaje, medicamentos y otras opciones alternativas incluyendo nutrición. En muchos casos, recibiendo el
apoyo y el tratamiento necesarios, los niños autistas aprenden a hablar y
pueden llevar una vida social activa. Lo importante es iniciar el tratamiento
lo más tempranamente posible.
· O sea, ante la
primera sospecha, consulta con un especialista que te oriente sobre el camino a
seguir para ayudar y apoyar a tu hijo(a) dándole toda la atención y los
cuidados que necesita. No te olvides que los padres de un niño(a) con autismo
también pueden necesitar apoyo emocional en este momento, y es entonces cuando
puedes recurrir a los centros de cuidado, a los especialistas y a los grupos de apoyo para compartir tus
inquietudes y tus experiencias con otros padres que también están pasando por
lo mismo.
Fuente: http://www.vidaysalud.com/daily/ninos-y-adolescentes/creando-consciencia-acerca-del-autismo/
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