martes, 14 de enero de 2014

Los cinco momentos clave que los padres deben pasar con sus hijos

En la crianza, el tiempo es uno de los recursos más preciados. Se necesita tiempo todos los días para educar, guiar, corregir, aprobar y, en definitiva, para acompañar a los hijos en su paso por cada etapa de la vida. Pero, ¿cómo pueden los padres de hoy, que asumen como mínimo tres papeles (progenitores, parejas y trabajadores), encontrar un balance entre su vida familiar, personal y laboral?
 “Ante la falta de tiempo debemos aprender a delegar lo delegable”, aconseja Marcela Ariza de Serrano, madre de cinco hijos, especialista en educación y asesoría familiar y profesora de la especialización en Desarrollo Familiar y Personal de la Universidad de La Sabana. La formación de niños, adolescentes y jóvenes, por supuesto, no debe delegarse completamente a un tercero, pues mamá y papá son irreemplazables.
Son precisamente ellos quienes fomentan con sus enseñanzas la confianza, la seguridad y la autoestima en los menores. Cuando alguno de los dos se ausenta de manera reiterativa (especialmente si se trata de la madre), las consecuencias no se hacen esperar.
“Los más pequeños suelen hacer pataletas repetitivamente, cambiar de humor con frecuencia, enfermarse o tener fracasos escolares. En casos extremos, se demoran en hablar o se afecta su desarrollo motor”, advierte Carolina Molina, psicóloga especialista en clínica y desarrollo infantil de la Universidad del Bosque.
Quienes crecen sin el correcto acompañamiento de los mayores pueden encontrarse a futuro en situación de riesgo. Según el Dane, en el 2009 se registraron 193 casos de suicidios de jóvenes entre los 10 y 17 años (10 por ciento del total de casos en el país), siendo el abandono, o la falta de compañía, supervisión y afecto por parte de los padres, una de las principales causas.
Sin embargo, y a pesar de que persisten los casos de infantes que crecen en soledad, en cuanto a quiénes custodian a los niños el panorama es más alentador. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Demografía y Salud de Profamilia (ENDS), el 56 por ciento de los menores de 15 años viven con ambos padres, el 7 por ciento con ninguno de los dos progenitores y el 33 por ciento lo hace solo con la madre. Es preciso aclarar que incluso quienes conviven con sus dos padres, pero estos no les dedican el tiempo suficiente, también pueden crecer con algunas carencias. El reto de los mayores, entonces, es crear estrategias, de acuerdo con la dinámica y realidad de cada familia, para poder destinar una gran parte del día a jugar, hablar y compartir con los hijos.
Carolina Molina recomienda pasar, por lo menos, entre tres y cinco horas diarias con los menores, repartidas a lo largo de la jornada, cuando los dos padres deban trabajar. “20 o 30 minutos no van a reemplazar todo un día de cuidados, así ese tiempo sea aprovechado al máximo, especialmente con los bebés de menos de un año. De 0 a 3 años es ideal que una tercera parte del día se dedique al cuidado de los hijos, para poder suplir todas sus necesidades básicas, emocionales y de afecto porque en ese periodo se estrecha el vínculo”, anota la psicóloga.
Luego, cuando los pequeños ingresan al jardín, es posible reducir el tiempo que se comparte con ellos en razón de que necesitan hacer su propio proceso de aprendizaje, ser independientes y socializar con los demás.
CALIDAD DE TIEMPO
La educación requiere de presencia y tiempo, pues en la convivencia se aprende a seguir los modelos de conducta de los adultos al observar la manera como estos responden ante una situación difícil, demuestran afecto, piden perdón, dan las gracias o solicitan un favor.
La idea es que cada momento compartido tenga un ingrediente imprescindible: el amor. “Se puede delegar, dar de comer o bañar al bebé, pero no el amor que se le transmite al niño cuando le cuento historias de familia, le digo un ‘te quiero’, le canto o lo abrazo”, sostiene Marcela Ariza.
El tiempo de calidad varía de acuerdo con la edad. Con los recién nacidos se comparte a través de la lactancia, pues por medio de esta la madre le transmite a su hijo lo que está sintiendo, así que debe ser un momento tranquilo.
Cuando las madres deben trabajar, después de cumplirse la licencia de maternidad, es clave que antes de cada jornada laboral sean ellas quienes alimenten, bañen y vistan a sus pequeños. Marcela Ariza sugiere, además, defender la hora de la lactancia.
Carolina Molina destaca la importancia de que las madres se tomen un año sabático para cuidar al bebé, siempre y cuando sea posible desde el punto de vista económico.
Cuando los hijos están más grandes, una recomendación es que sean los mismos padres quienes los recojan al finalizar la jornada escolar, para que así ellos puedan indagar sobre el comportamiento, el estado de salud y el desempeño de sus hijos en la institución educativa.
Al llegar a la casa, los padres deben procurar hacer del momento de las tareas, las comidas y el sueño de la noche instantes felices y muy estimulantes.
5 MOMENTOS CLAVE
1. El amanecer: despierte a sus hijos con amor, alegría y paciencia, con un beso, una caricia o una palabra dulce. Ideal si toda la familia coincide en el momento de despertarse.
2. Las comidas: no se deben compartir de afán y sin que todos los miembros de la familia estén presentes. Procure que sea un momento especial, pausado y tranquilo. Aproveche para entablar un diálogo constructivo con sus hijos.
3. La llegada del colegio y del trabajo: la situación perfecta sería que los padres llegaran a casa al mismo tiempo que sus hijos del colegio. Recíbalos con un saludo caluroso y contágielos con su buen humor.

Fuente: http://www.abcdelbebe.com/familia/compartir-en-familia-es-fundamental-para-la-crianza-de-los-ninos

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