Los
autómatas sociales son capaces de repetir juegos con infinita paciencia y
registrar los datos para su estudio, así como adelantar el diagnóstico de la
dolencia en pacientes de riesgo
Una de las aplicaciones emergentes de la robótica social es
proporcionar terapia a niños con autismo. Los robots sociales son perfectos
para esta labor porque es más sencillo interactuar con ellos que con un humano,
sus acciones son perfectamente repetibles, y se pueden modificar de distintas
maneras para cumplir con las necesidades de niños distintos.
Por eso los terapeutas han probado estos dispositivos a la hora
de tratar a niños autistas. La semana pasada John-John Cabibihan de la
Universidad Nacional de Singapur y un par de colegas suyos presentaron un
resumen de estos trabajos, los numerosos tipos de robots distintos que los
terapeutas están usando, y las técnicas que han desarrollado para conectar con
e influir a los niños autistas. El resultado es una introducción útil a un
campo de la robótica social que parece muy prometedor.
El autismo es un desorden del desarrollo que engloba un amplio
espectro de discapacidades en las habilidades sociales, la comunicación y la
imaginación. Es un desorden que dura para toda la vida, pero cada vez existen
más pruebas de que la intervención temprana puede suponer una diferencia
significativa para la calidad de vida futura de los niños.
Los robots sociales están bien equipados para este tipo de
intervenciones. Para empezar, son útiles para diagnosticar el autismo, que no
suele poder diagnosticarse hasta que el niño cumple al menos tres años. Pero
cada vez está más claro que se puede hacer un diagnóstico mucho antes a través
del contacto visual en bebés de alto riesgo (aquellos que tiene familiares con
autismo, por ejemplo).
Los robots sociales, que tienen cámaras por ojos, pueden seguir
el contacto ocular con precisión y a lo largo de periodos prolongados de tiempo
para recoger las pruebas que sirvan para realizar un diagnóstico.
Otra aplicación es provocar determinados tipos de
comportamiento. Los robots sociales pueden tener un papel fundamental en
ejercicios que ayudan a los niños a mejorar sus habilidades sociales,
sensoriales y cognitivas, así como su control motor. Los terapeutas han
programado robots para llevar a cabo tareas que ayudan a los niños a practicar
el contacto visual, a respetar turnos, la imitación y más. "Estas actividades
incluyen enseñar a un niño a iniciar un saludo, esperar su turno para lanzar
una pelota, seguir la mirada del robot a un objeto de interés y copiar los
movimientos del robot cuando baila", resumen Cabibihan y su equipo.
En el proceso, el robot se convierte en un compañero de juegos
amistoso y un mediador entre el terapeuta y el niño, papeles que a los humanos
les cuesta interpretar con consistencia.
El
equipo de Cabibihan también revisa la amplia gama de robots reclutados por los
terapeutas. Estos van desde los humanoides hiperrealistas como FACE (siglas de
Automatización Facial para la Transmisión de Emociones) a robots que no tienen nada que ver con un
humano, como Roball. Es un
listado impresionante.
El mensaje que dejan claro Cabibihan y los demás investigadores
es que la robótica social está revolucionando la forma en que los expertos
diagnostican, estudian y ayudan a los niños autistas.
Evidentemente quedan importantes retos por delante. Por ejemplo,
estos investigadores señalan la necesidad de caracterizar mejor el cambio en el
comportamiento infantil respecto a la gente real como consecuencia de la
terapia robótica. "Esto es muy importante puesto que el propósito de la
terapia es facilitar la interacción social del niño con otras personas, no solo
con los robots", afirman Cabibihan y compañía.
Y está claro que queda mucho por aprender sobre cuál es la mejor
forma de usar los robots sociales para niños con distintas necesidades.
Sin embargo, los datos recopilados por este tipo de trabajo
tienen el potencial de cambiar cómo vemos el autismo y, sobre todo, a mejorar
los resultados para los niños autistas.
arxiv.org/abs/1311.0352: ¿Por qué Robots? Una Encuesta
sobre el Papel y los Beneficios de los Robots Sociales en la Terapia con Niños
Autistas.
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