viernes, 29 de noviembre de 2013

Antipsicóticos y Autismo: ¿Medicamos por protocolo o necesidad?

Antipsicóticos y Autismo: ¿Medicamos por protocolo o necesidad?

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El debate sobre si el uso de antipsicóticos en niños con Autismo es válido o no, no ha bajado de intensidad en los últimos años. Mi postura hacia el uso de este tipo de fármacoscomo un sistema de intervención en el autismo ha sido siempre extremadamente crítica, me he declarado abiertamente en contra, habida cuenta de que en este aspecto habían (y siguen habiendo), en mi opinión, excesivas lagunas. También es cierto que el uso de este tipo de medicamentos en niños con autismo están siendo duramente cuestionado desde hace tiempo por un gran grupo de especialistas. Existe información profusa en la literatura científica que nos viene alertando de la gran cantidad de riesgos que este tipo de fármacos tienen en su uso pediátrico. Y raro es el estudio, incluso aquellos algo más acorde al discurso de la BigPharma, que no muestren una larga lista de los efectos adversos de este tipo de fármacos en la administración a la población infantil. Incluso la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) alertaba el 5 de diciembre del 2011 sobre el uso de la Atomoxetina (Strattera), no olvidemos los importantes vínculos de la AEMPS con las empresas farmacéuticas, ya que es la agencia que precisamente vela por la calidad de los fármacos autorizados en España.
Uno de los aspectos más preocupantes es la gran cantidad de efectos secundarios que este tipo de fármacos producen en los niños, y sin embargo han recibido el plácet de las agencias sanitarias de diferentes países. Uno podría preguntarse si un fármaco que produce efectos adversos en más del 15% de quienes lo toman en los ensayos previos sería aprobado como un fármaco “seguro”. Aunque aquí deberemos aclarar que por motivos éticos y de seguridad, en los estudios se excluyen a niños, ancianos o mujeres embarazadas. Lo curioso es que un fármaco que no se ha estudiado en niños por seguridad y ética, luego se les administre sin miedo a la seguridad o a romper la ética. No deja de ser paradójico que en pro de la seguridad no se evalúe un fármaco en niños desconociendo por tanto las características o efectos farmacocinéticos o farmacodinámicos que este mismo fármaco va a producir precisamente en quienes acabaran siendo los consumidores de estos fármacos. A consecuencia de este espinoso asunto a partir de enero del 2008 la Agencia del Medicamento Europea (EMEA), obligó a las farmacéuticas a realizar ensayos clínicos en menores, a fin de reducir el uso no aprobado de estos fármacos y siendo sólo aprobados para uso infantil y adolescente las que tratan la esquizofrenia y el trastorno bipolar. Curiosa exclusión de los ensayos por cierto.
Durante el 21 Congreso del Colegio Europeo de Neuropsicofarmacología (ECNP), celebrado en Barcelona en el 2008, especialistas de la unidad de Psiquiatría de adolescentes del Hospital General Universitario Gregorio Marañón presentaron los resultados de dos estudios realizados sobre efectos secundarios de los antipsicóticos en niños y adolescentes. “Donde unantipsicótico efectivo y bien tolerado mostraba una mejoría sintomatológica en algunos trastornos mentales modificando el curso actual de la patología asociada, pero sin embargo niños y adolescentes parecen presentar un mayor riesgo que los adultos de sufrir efectos adversos como síntomas extrapiramidades, elevación de la prolactina, sedación, aumento de peso y efectos metabólicos cuando se les somete a un tratamiento con antipsicóticos”. Es importante destacar lo de antipsicótico efectivo y bien tolerado, es decir, que no presente efectos secundarios, o que estos sean mucho menores que los beneficios. Obviamente, en farmacología en general, dudo soberanamente que se permita el uso de un fármaco para el tratamiento de la bronquitis (por poner un ejemplo) que presente un nivel de reacciones adversas en las cifras que sucede con los antipsicóticos.
Pero para aumentar más la información, acaba de ser publicado un estudio en The Journal of Pediatrics que trata precisamente el aspecto de la administración de medicamentos de tipo psicotrópico en los EE.UU.. Este estudio de tipo observacional retrospectivo, se basó en información de 2001 a 2009, y entre otras muchos e interesantes datos, nos aporta uno muy relevante, y es que de una revisión de 33.565 niños con un diagnóstico de TEA, el 64% recibió al menos un fármaco psicotrópico, el 35% usaba 2 tipos combinados y el 15% usaba 3 tipos o más de fármacos combinados. Siendo el tiempo medio de administración de fármacos combinados de 346 días. Y por supuesto, en caso de la existencia de comorbilidades (Déficit de atención, ansiedad, depresión, trastorno bipolar,…) la probabilidad de usar psicotrópicos o una combinación de fármacos aumenta de forma considerable.
Pero además, este estudio arroja datos que pueden ser comparados con otros factores que tienen que ver con la calidad de vida de una persona con TEA. Por ejemplo, los estados del Sur tienen a recetar más medicamentos que las zonas del Oeste o Noroeste, y curiosamente coincide con que en el Sur hay menos servicios de atención temprana y psicoeducativa. ¿Se suplen las carencias atencionales con fármacos? En Autismo Diario hemos abordado muchas veces este aspecto, sobre la protocolización en la administración de un fármaco, de forma que ante un diagnóstico determinado damos un fármaco determinado. Aunque realmente nadie ha conseguido demostrar si estos fármacos consiguen realmente resolver los problemas de comunicación o los déficits sensoriales que se pueden presentar (por citar solo un par). Existía la creencia de que todos los problemas del autismo estaban relacionados con procesos de irritabilidad y por tanto era posible tratarlos con fármacos. Hoy sabemos que esto no es siempre así. Se cita en el mismo estudio que precisamente una de las mayores preocupaciones son la falta de pruebas que demuestren la seguridad y/o eficacia del tratamiento farmacológico del autismo en la infancia, así como no se conoce con exactitud cómo estos fármacos van a incidir en el cerebro en formación de un niño o del cuerpo del mismo, desconociéndose la vulnerabilidad a las influencias ambientales o biológicas.
El resto de datos no dejan de ser preocupantes en cuanto a los rangos de edad, donde niños de menos de 6 años han recibido este tipo de medicamentos, e incluso en la franja de dos años de edad. Medicamentos generalmente destinados a combatir la irritabilidad (La FDA solo aprueba el uso para los TEA de risperidona y aripiprazol) han resultado no ser útiles realmente en todos los casos. Muchos profesionales de la intervención del autismo cada vez se muestran mas disconformes a la hora de trabajar con niños medicados, ya sea porque realmente los antipsicóticos no son la solución al problema conductual o bien porque el fármaco produce el efecto contrario al deseado o ya que los efectos secundarios son difíciles de poder gestionar. E incluso porque el efecto de los fármacos puede alterar la percepción del niño, siendo un freno a la adquisición natural del niño de nuevas habilidades y conocimientos. También sabemos que una gran parte de las conductas problemáticas tienen un origen basado en problemas asociados a una mala comunicación o a desordenes sensoriales o a un mal estado de salud, o a un combinado de todos los anteriores. Evidentemente si un niño tiene estreñimiento, por muchos antipsicóticos que le demos seguirá teniendo un alto nivel de irritabilidad. Habrá pues que resolver el origen del problema (En este caso el estreñimiento) para eliminar la irritabilidad.
Es importante tener en cuenta que administrar antipsicóticos a un niño debe realizarse con el consentimiento informado de las familias y con un acuerdo llevado a cabo entre los familiares, el equipo de intervención terapéutica y el prescriptor del medicamento (Sea este un paidopsiquiatra, neuropediatra, neurólogo,…). De forma que se lleve un control riguroso de la administración de un fármaco, se evalúe el riesgo/beneficio y por supuesto, el fármaco se use como un coadyuvante a una determinada terapia. En casos muy extremos un fármaco bien tolerado y que demuestre su eficacia puede ser útil.
Recomiendo efusivamente la lectura del estudio motivo de este artículo Psychotropic Medication Use and Polypharmacy in Children With Autism Spectrum Disorders(En inglés y de libre acceso) a quienes en su práctica médica diaria prescriben este tipo de fármacos a población pediátrica. Y si desean conocer más sobre los efectos adversos de los medicamentos pueden leer el estudio “Analysis of chemical and biological features yields mechanistic insights into drug side effects” (En inglés y de libre acceso), que les aportará una muy interesante información sobre efectos adversos y farmacovigilancia.

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