viernes, 14 de marzo de 2014

Creando una comunidad educativa donde todos pertenecen

Para muchas familias, el inicio de un nuevo año escolar resulta positivamente emocionante. Sin embargo, para las familias con hijos con necesidades especiales el inicio de un nuevo año escolar puede ser estresante y pleno de recordatorios de los déficits de sus hijos...

Mientras visitábamos nuestro hipermercado local y observaba a mis hijos escoger sus carpetas y sus lápices para el muy próximo año escolar, me fijé en otra familia al final del pasillo. Sus dos hijos tenían dificultad negociando el espacio debido al gentío y se notaba que estaban sobre estimulados por el torbellino de sonidos y colores en este día de compras libre de impuestos. Uno de los chicos empezó a llorar y el otro se hizo un ovillo en el piso, al lado de las resmas de papel. Mi hija, empática en exceso, se agachó y le ofreció su cuaderno de Blues Clues intentando que se contentara. Cuando finalmente nos alejamos, pude ver en los ojos de esos padres el dolor y la vergüenza que he visto tanto en reuniones entre padres y maestros y al momento de acordar el Programa Educativo Individualizado.
Para muchas familias, el inicio de un nuevo año escolar resulta emocionante. Una oportunidad para reencontrarnos con viejos amigos, hacer nuevos amigos y volver a la agradable rutina otoñal. Sin embargo, para las familias con hijos con necesidades especiales el inicio de un nuevo año escolar puede ser estresante, frustrante y pleno de recordatorios de los déficits (sociales y académicos) de sus hijos.
Esta dicotomía se hace presente y evidente cuando vemos a unos niños bajarse alegremente del bus escolar con sus bultos nuevos colgando de la espalda, mientras que otros reciben ayuda para bajarse de unos buses diferentes, preparando sus ojos y sus cuerpos para lo que a veces  sienten como un asalto a su propia humanidad.
Estas diferencias son aparentes tanto para los padres como para los maestros y personal administrativo en las escuelas. Los profesionales suelen preguntar: “¿Qué podemos hacer para ser los mejores maestros para estos alumnos?”
La respuesta podría ser: Tome en consideración lo que la escuela significa para alumnos con necesidades de apoyo diferentes y busque formas de darle la bienvenida a todos sus alumnos, según sus necesidades. Siguen algunas sugerencias que reflejan mejores prácticas tanto en el trato con los alumnos como con sus padres.
$1(1)    Contacte al alumno antes de que inicie el año escolar y asegúrese que tanto el niño como su familia sepan que Ud. está realmente  interesado en trabajar con ellos y que tiene planes maravillosos para el año escolar. Todos aprendemos de manera diferente y queremos que nos reconozcan por nuestra capacidad para contribuir. Al ver imágenes de ilusión óptica no todos percibimos lo mismo. Lo que vemos no es mejor o peor – solo diferente. Cuando pensamos en nuestros alumnos en esta forma, eliminando la etiqueta que estigmatiza y reconociendo las necesidades de todos, pasamos a ser más una comunidad y menos una jerarquía.
$1(2)    Tome conciencia de todos los alumnos en sus clases. Conozca sus fortalezas y debilidades y adapte sus estrategias pedagógicas para acomodarlas. No podemos esperar que todos los alumnos sean iguales. Utilice una fábula para ilustrar que todos tenemos fortalezas y podemos formar parte de una comunidad.
$1(3)    Revise sus prácticas docentes: modalidades, ritmo de enseñanza…. Todos los alumnos se benefician cuando se implementan modalidades de enseñanza  diversas (visual, auditiva, kinestésica)  y se ajusta el ritmo de las actividades. El diseño universal (aplicado al salón de clases) significa que todos los alumnos reciben las adaptaciones necesarias para mejorar su aprendizaje y que ninguno se siente puesto en evidencia por las adaptaciones aplicadas.
$1(4)    Forje alianzas con todos los profesionales que trabajan con los alumnos con necesidades especiales. Con frecuencia los niños no pueden llegar a casa y comentar con sus papás los eventos, las tareas y otras informaciones importantes de su jornada escolar. Es posible que los papás no puedan calibrar si su hijo tuvo un buen día o si hay algún motivo de preocupación.  Una herramienta útil podría ser el  cuaderno de comunicación diaria entre maestro y representante. La comunicación por vía electrónica es una alternativa en algunos contextos.
$1(5)    Al conversar con los padres, evite las etiquetas. Los padres tienden a preocuparse porque sus hijos sean identificados únicamente por su diagnóstico. Además,  es posible que algunos padres aún se estén ajustando a los cambios que implica tener un hijo con necesidades especiales. Al empezar una conversación con un padre, haga énfasis en su salón y en las necesidades del alumno. Si existe alguna preocupación, trate de plantearla en la manera más positiva posible.
$1(6)    Comunique los logros del niño a sus padres, así sean pequeños. El alumno con necesidades especiales se enfrenta al fracaso con frecuencia. Los padres asisten a infinidad de reuniones que les recuerdan los desafíos a que se enfrentan sus hijos.  Mandar a casa una nota informando algo positivo puede hacer una gran diferencia.
$1(7)    Si el alumno es nuevo al colegio, permítale visitar el colegio antes del primer día de clases. Es posible que los alumnos que están empezando en un programa nuevo o una escuela nueva tengan dificultades en la transición. El cambio puede ocasionarles ansiedad y evitar que perciban la escuela como un lugar seguro y cómodo. Repase las rutinas con el alumno: dónde se sentará, dónde se encuentran los materiales, etc. Las historias sociales (breves textos que  ilustran las situaciones cotidianas) pueden resultar útiles aquí. Repasándolas antes del inicio de clases pudría facilitar la transición.
      Nuestras instituciones educativas deben estar permeadas por una cultura de aceptación y empatía. Al categorizar, etiquetar y destacar las diferencias, corremos el riesgo de meter a los niños en cajones que pueden – desafortunadamente – definirlos por el resto de sus vidas.
      Todo niño quiere formar parte de la experiencia escolar y participar dando lo mejor de sí.
      Cuando el salón de clases y la cultura escolar honren la humanidad de cada niño y cuando cada alumno sea considerado valioso para el éxito de su escuela,  tendremos paridad de oportunidades y de pertenencia.


Sobre los autores: Alice Hammel  es profesora en James Madison and Virginia Commonwealth Universities. Tiene una larga trayectoria enseñando música instrumental y coral.  Ryan Hourigan es Profesor de Educación Musical en Ball State University y merecedor de varios premios por su práctica docente musical.

Fuente: http://www.pasoapaso.com.ve/index.php/temas/columnistas/item/3592-creando-una-comunidad-educativa-donde-todos-pertenecen*

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