Dentista y autismo:
Asistencia especializada y consejos
Nuria Wells –
A nadie le gusta ir al dentista, existe una especie de fobia histórica hacia la
profesión, una asociación inmediata con un “lo voy a pasar fatal”. Y sin
embargo, nos guste o no, tarde o temprano hay que pasar por el “cómodo” sillón
del dentista.
Pero si a todos nos resulta complicado y debemos realizar inmensos
esfuerzos de autoconvencimiento, ¿Qué sucede si la persona en concreto tiene
TEA? Pues que va a ser bastante complicado. Es muy difícil explicar con
pictogramas y avanzar lo que va a suceder, además de la tensión que las batas
blancas suelen provocar, en este caso nos van a urgar en la boca. Una mala
experiencia sin duda, por eso os traemos algo de información para afrontar de
la mejor forma posible la visita al dentista con nuestros chicos y chicas.
En estos día hemos visto como el Servicio Vasco de Salud sufragará la
asistencia dental de personas con discapacidades mentales y que en “breve”
presentaran un nuevo sistema de asistencia bucodental.
En Valencia, la clínica odontológica de la Cruz Roja viene prestando
servicios de salud bucodental desde 1999 a personas con discapacidad
intelectual. Este colectivo que requiere de unas atenciones y personal
especialmente capacitado que raramente encontraremos en un centro estándar.
Los consejos de esta guía son muy interesantes, pero hay que tener en
cuenta dos puntos fundamentales: El carácter del “paciente” y la predisposición
del dentista. Voy a remitirme a las palabras de la responsable de la clínica
dental de Cruz Roja en Valencia Lupe de Luis que dice: “son pacientes más complicados porque habitualmente no entienden lo que
les estás haciendo. Una persona que sufre parálisis cerebral, autismo o
síndrome de Down, por poner unos ejemplos, tiene unas conductas diferentes al
resto de las personas. Así que lo primero que hay que hacer cuando se sienta en
el sillón es saber manejar sus reacciones. Y dedicamos las horas y las sesiones
necesarias hasta que vemos que el paciente está preparado para el tratamiento.
Primero es un trabajo psicológico: les mostramos los cepillos, los utensilios y
los aparatos que vamos a utilizar para ganarnos su confianza. También
trabajamos con fotografías para que los padres se las lleven a casas. Y si eso
ha de durar semanas, no hay problema, no cobramos las sesiones”
Como podemos ver en la guía “Ir al dentista” y en las palabra de Lupe de
Luis, realmente la visita se va a convertir, probablemente, en muchas
pre-visitas. Es muy importante que el personal de la clínica dental tenga
experiencia en el trato con personas con este tipo de diferencias de conducta,
esto nos va a ayudar mucho, o al menos la voluntad de afrontar una situación
diferente a la que están acostumbrados. También hay que tener en cuenta una
serie de factores adicionales como son:
·
La edad del niño o niña
·
Si tiene o no lenguaje
·
Si comprende o no ordenes e instrucciones
·
El nivel del umbral del dolor del niño o niña
·
Su sensibilidad a determinados sonidos (El instrumental del dentista
suele hacer ruidos bastante molestos)
·
La sensibilidad a olores y temperaturas
·
El rechazo o no al contacto físico (El dentista le va a introducir
instrumental duro y frío en la boca y le va a estar tocando con guantes de
látex unas zonas bastante sensibles como son los carrillos, labios, etc,..)
Es importante que el dentista conozca todos estos detalles para poder
preparar al niño o niña. Ya que en caso contrario deberán sedar completamente
al niño, y eso requiere de ingreso hospitalario, etc, y que nuestro “paciente”
bucodental esté bien preparado para afrontar el reto. Hay que darle la mayor
información posible, ya sea en base a pictogramas, historias sociales,vídeos o
ejemplos prácticos, debe de saber exactamente que le va a suceder, a su vez
habrá que ser muy cuidadosos con la aplicación de anestésicos, si tienen cierta
hipersensibilidad va a ser prácticamente imposible administrar anestésicos
inyectables.
Una de las cosas que suele ayudar es ir preparando desde muy pronto al
niño, me refiero a aprovechar la caída de la dentición de leche para que el
niño o niña vean que es algo natural y que no duele mucho, al igual que con la
sangre, aunque sangren muy poco se pueden asustar mucho, así que deberemos
estar dispuestos a calmarlos y tranquilizarlos. Una buena recompensa suele dar
grandes resultados.
Quisiera incidir en que mentirles y decirles que no les va a doler nada
es una mala idea, ya que luego les dolerá y pensarán que sus papás son unos
mentirosos y podemos encontrarnos con otro tipo de problemas que no habíamos
previsto.
Si desde el cambio de dentición ha visto que no es algo excesivamente
terrible, aunque no le guste demasiado lo aceptará y no le resultará una
experiencia tan estresante.
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